
También asistimos a la mercantilización de la sociedad, llegando al punto de que Organizaciones no gubernamentales, casas, barrios, ciudades, regiones, estados, continentes, son regidos como corporaciones. Ya no se distingue el límite entre política y economía.
La conclusión es que si debemos renovarnos y retomar la iniciativa esta se hará desde nuestros domicilios y localidades, tratando a las Instituciones como las empresas que son, el Municipalismo. La idea es antigua, ya que ésta era la forma organizativa de la Federaciones Anarquistas antes de la creación de la CNT. La CNT ha mantenido el espíritu de trabajo social y tiene que ser apoyada y servir de apoyo, de modo que donde no frágüe el obrerismo pueda llegar el municipalismo. Si no, tendremos que seguir probando.
- Los vecinos hacen las veces de los trabajadores.
- Los vecinos se asocian en las Juntas vecinales anarquistas que hacen las veces de sindicatos o núcleos, las cuales pueden federarse. Abogamos por las Juntas formales, para las cuales se requiere de una estatutos y suscripción, igual que en los sindicatos.
- Organizandonos por territorios, no por sectores productivos o empresas.
- La Junta de vecinos es el equivalente a la asamblea de trabajadores.
- El Pleno del ayuntamiento son los consejos de empresa.
- El enemigo a batir son los políticos de los ayuntamientos, equiparables a los directivos de empresas.
- Los partidos políticos representarían el papel de sindicatos amarillos.
- Las armas a emplear también las conocemos, son las asambleas, la autogestión, la acción directa, y el apoyo mutuo.
Parece inevitable una doble militancia, por una parte en el sindicato y por otra en la junta vecinal anarquista.
La organización de las bases sociales fueron la piedra angular del movimeinto okupa durante décadas. También fue un tema clave entorno al cuál giró el 15-M, que iba en un principio por buen camino. El reciente caso de la Asamblea de Gamonal de Burgos puede darnos una idea. El municipalismo, supone un enfrentamiento total con las fuerzas políticas, indistinguibles del poder económico. No solo al tratar de organizar y separarlos de sus bases, sino al asaltar los feudos de los ayuntamientos y convertirlos en ingobernables.
No podemos ignorar por más tiempo la gestión del territorio aunque lo hayan convertido en un erial desértico y contaminado.